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Una persona lógica pero de mente muy desordenada.

19/7/10

Los sueños del Tangirai



Martín Baladés es el escritor más grande de todo el continente. Padece cáncer de pulmón, mismo que lo ha orillado a una muerte lenta. Le quedan minutos de vida al multi premiado novelista. Está postrado en una cama en un hospital atiborrado de gente que reza por él: llevan pancartas con oraciones, ofrendas, santos, veladoras, de todo. Los medios obviamente están presentes. Todo mundo está pendiente, y no tanto por lo inminente, sino porque el escritor ha dicho que antes de su último suspiro, escribirá un último texto, una frase de su novela inédita jamás publicada: “Los sueños del Tangirai” 

El escritor mucho tiempo antes confesó haber tenido la novela en su imaginación durante toda su vida, sólo que nunca quizo escribirla. “Estoy esperando el momento y lugar indicado para comenzar a escribirla”, afirmaba el escritor años atrás. La espera paso de meses a años para leer aunque sea una linea de tan eminencia literaria guardada en los recovecos de la imaginación del mejor escritor de los últimos tiempos. 

Ya a minutos de su muerte, varios familiares, hijos y nietos se acercaban a él para abrazarlo por última vez, y así aprovechar ese último acercamiento como posibilidad para ver si el escritor revelaba algo a los oídos ansiosos. 
Su nieto consentido se acercó a platicar con él, y a suplicarle que de que le revelara algo, a lo que el escritor Baladés con mucho trabajo, susurró: Aquí no tengo palabras. Pido la muerte. Aquí ya no tengo palabras. 

El escritor apenas y puede abrir los ojos e hilvanar dos palabras seguidas. Es un vivo que debería estar muerto, o más bien es un muerto que sigue vivo. Como sea, la gente espera que el escritor escriba algo en ese papel que tiene en la mano derecha. Nada, no pasa nada. Media hora más y nada. Hasta que de pronto los doctores informan que el escritor está perdiendo pulso, … está muriendo. Simplemente no hacen nada y lo dejan ir, ya que el escritor así lo ha pedido, que lo dejasen entregarse a la Muerte sin resistencia, para cobijarse en ella lo más rápido posible. Así entonces el escritor muere llevándose con su partida uno de los enigmas más grandes de la literatura universal. Un minuto más tarde se declara oficialmente muerto Martín Augusto Baladés Figueres de 90 años de edad. La sala se contagia con una tristeza abrumadora y todos comienzan a llorar por semejante pérdida humana. 

Un momento, susurra el doctor. Silencio, silencio. El escritor ya fallecido comienza a mover los dedos y a escribir sobre el papel. Lo hace con tal soltura y agilidad que pareciera que desde la muerte , el más allá o donde él esté en ese momento, nos estuviera mandando el tan codiciado texto.

Cuatro horas más tarde en una rueda de prensa, por medio del portavoz oficial de Baladés y del doctor que lo acompaño en su lecho de muerte, se anuncia a todo el mundo el fallecimiento del escritor. La prensa pregunta si alcanzó a escribir alguna frase o palabra de la novela pendiente y el médico responde:

- El escritor ha escrito algo. 

La prensa y la gente se alborota por un instante, pero dejan continuar al doctor:

- El escritor comenzó a escribir después de muerto. Lo hizo en un lenguaje que por el momento nos parece desconocido. Hemos traído a tres traductores y especialistas en lenguas y no han encontrado lenguaje relacionado con las palabras del escritor. 

Un periodista pregunta: 

- ¿Qué tanto escribió sobre el papel, que tan extenso fue el texto? , y el doctor responde:

- Por el momento no se puede determinar la extensión del texto, no se sabe si es una frase extensa o el inicio de una novela. 

- ¿Porqué? 

- Por que el escritor continua escribiendo.

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